¿Cómo gestionar las demoliciones en una obra?

Por lo general, toda obra de remodelación es sinónimo de demolición, y esta actividad genera obligatoriamente una serie de actividades anexas que deben realizarse para proteger el inmueble, las personas y el medio ambiente.

La demolición abarca actividades como: romper, tumbar, quitar, desbaratar, pelar, evacuar, extraer, partir, desbastar.

Negociando la demolición:

En Bogotá existen empresas que se dedican a la demolición. Si el inmueble tiene todavía elementos recuperables: la carpintería en madera como closets, puertas, escaleras, la carpintería metálica como la ventanería, las barandas, las rejas, las escaleras, elementos estructurales tipo cerchas, la cocina y su mobiliario, sus electrodomésticos, su mesón, elementos de cubierta, tejas, policarbonato, etc.

Es posible llegar a un acuerdo con estas empresas para que extraigan todo a cambio de regalarles los elementos recuperables. De esta manera, el costo de la demolición es muy bajo o nulo. Si los elementos están en muy buen estado, incluso se puede obtener algo de dinero a cambio.

Si se trata de un apartamento o una casa que se vaya a remodelar completamente y en donde es preciso evacuar todo lo interior, estas empresas se encargan del desmontaje, del cargue y del transporte.

¿A dónde va a parar todo esto? A las compraventas de demoliciones.

Si se trata de una demolición total de una casa o edificio, es necesaria la intervención de máquinas grandes que agilicen el proceso. Las empresas dedicadas a este tipo de actividad se encargan tanto de demoler, de cargar y de evacuar grandes cantidades de escombros a sitios autorizados.

Escombros:

Los escombros son todos los residuos que resultan de la demolición, pueden provenir de los muros, de los pisos, de los techos, e incluyen generalmente elementos de electricidad, plomería, vidrio y demás.

Se pueden clasificar en 4 grupos:

  • Residuos de mampostería y obra civil, ladrillos, concreto, piedra, enchape, hierro.
  • Residuos de electricidad y plomería, cables, tubos, aparatos.
  • Residuos orgánicos y basura: tierra, plantas, ropa, muebles, madera.
  • Residuos reciclables: vidrio, hierro, metales, plásticos.

En remodelaciones pequeñas, los escombros son manejados por medio de lonas. En los apartamentos se rellenan las lonas con los desechos de mampostería y otros y se van evacuando hacia el lugar indicado por la administración para luego ser transportados por una camioneta o una volqueta, según la cantidad. La ventaja de manejar los escombros con lonas es que se tiene un mayor control de los residuos, las obras se ven más limpias, y se manipulan más fácil.

En las casas o inmuebles a nivel de la calle, se trasladan los escombros directamente al camión o volqueta que se encarga de evacuarlos. Las lonas sólo se emplean en caso necesario, donde la calle o la ubicación del inmueble así lo exigen.

Hay que saber que la volqueta que se lleva los escombros debe clasificarlos muy bien para que puedan aceptar su descarga en los sitios autorizados, ya que puede ser penalizada con una multa o sencillamente con la interdicción de verter su carga.

En la mayoría de las obras, los mismos obreros se encargan de separar los escombros para su propio beneficio, pues suelen recoger materiales que pueden vender por peso como cableado eléctrico y varillas de hierro, y así pagarse “la gaseosa”. Esta actividad sólo es permitida si el arquitecto y el propietario han dado su visto bueno, pues en el caso contrario, puede ser considerado como un robo.

Es de esperarse que los obreros quieran recuperar muchos más elementos de la demolición, y lo correcto es que siempre pidan la autorización de los responsables de la obra para no tener inconvenientes.

El gran problema de las demoliciones es, quizás, el polvo que genera y que molesta a los vecinos. Más allá del ruido al utilizar martillos demoledores, macetas, punteros, barras, picas o incluso máquinas más grandes, el polvo es el gran enemigo de las demoliciones. 

Para tratar de minimizar el polvo generado por la demolición, es aconsejable hacer un cerramiento de obra, tanto vertical como horizontal, en la medida de lo posible. Proteger y/o cubrir las ventanas, y rociar agua siempre y cuando sea posible para evitar que se levante.

Lo que NO debe hacer:

NO Contratar obreros “especialistas” en demoliciones. La demolición es una actividad que requiere diseño por 3 razones:

  • Si no tiene planeación, el obrero puede cometer un daño anexo a otros elementos de la vivienda, por ejemplo a las redes de agua o electricidad, o incluso al mobiliario o acabados de la casa que no estén en contacto directo con la obra.
  • Demoler no es simplemente romper el muro, para eso hay que plantear elementos de carga o refuerzos estructurales para que no se vaya a “caer” otra parte del inmueble, o simplemente para que la seguridad del mismo obrero o personas de la casa no se vea comprometida.
  • La demolición debe ser realizada en función del proyecto, conocer el alcance, las áreas, las especificaciones técnicas de otros elementos estructurales y redes. Todo esto implica una logística adecuada para la protección del inmueble así como las personas e incluso los vecinos, y sobre todo, la correcta manipulación y evacuación de los escombros.

A retener:

La demolición es una actividad que sigue después de los preliminares de la obra, citados anteriormente. Es quizá la etapa más complicada del proyecto ya que genera mucho ruido, mucho polvo, y generalmente las personas “se asustan” de ver todo destruido.

Mi Consejo:

Contrate un arquitecto, no compre problemas. El profesional más experimentado en materia de demolición y construcción es un arquitecto. Él se encargará tanto de los preliminares como de la demolición en su globalidad, pasando por la contratación del personal, las compras de insumos, el alquiler de máquinas, negociación con empresas, y sobre todo, de la logística y el diseño del proyecto.