
Hoy voy a contarte un caso real : me ocurrió renovando un apartamento al norte de la capital. Durante las reuniones preliminares, la clienta me hizo saber que tendríamos que hacer los trabajos con ella viviendo allí.
El Cliente: pareja mayor, con hijos grandes y casados, que ya no viven con ellos. El señor trabaja todo el día y llega por la noche a la casa, la señora está todo el día en su finca trabajando en sus flores, la empleada del servicio es la única persona que permanece en horas diurnas en la vivienda.
El Contexto: remodelación total de apartamento grande, 280 m2. Cambio de cocina, demolición de muro entre comedor y cocina, ampliación de la misma achicando el cuarto de servicio. Cambio de pisos, renovación de baños, conservación de carpintería de closets.
Detalle de diseño: reubicación del platero y otros aparatos en el nuevo diseño de la cocina.
El Problema: la clienta decide seguir viviendo en el apto durante la obra.
Le dije a la clienta: «será difícil vivir aquí»
Desde un principio, le advertí a la clienta que iba a ser muy difícil vivir dentro del apartamento en obra, pero no me hizo mucho caso. Hizo retirar la gran mayoría de los muebles y se acuarteló en su habitación con lo estrictamente necesario.
Los primeros días de la obra quité las alfombras de las habitaciones, quité las puertas, desarmé la cocina y levanté los pisos de madera.
La señora como de costumbre, tomaba su desayuno y se iba pasadas las 10 a.m., lo que le permitía compartir un poco con la actividad, los obreros y conmigo.
Todo cambió cuando empezamos la demolición.
Cuando empecé a demoler el muro del comedor y los dinteles, se me acercó a contarme que estaba pensando seriamente en alquilar un apartamento pequeño mientras durara la obra, pues ya no soportaba el ruido, los escombros y sobre todo el polvo. La estaba enloqueciendo el polvo.
Al siguiente día por la mañana apareció en la obra a recoger sus últimas pertenencias y a liberar la alcoba principal, único lugar cerrado con llave y al que no teníamos acceso. Con una gran sonrisa me contó que había conseguido un apto muy bonito en alquiler con vista a un parque, y que estaba encantada con el sector, además de estar más cerca de uno de sus hijos.
Es imposible vivir en una obra.
A la semana volvió a pasar a la obra, hicimos una reunión sobre el avance y al final me confesó que había sido una locura querer quedarse a vivir allí durante la obra, que nunca se había imaginado lo que era en realidad, y me dio la razón sobre mis consejos preliminares, vivir dentro de una obra es casi imposible.