Voy a contarles en este artículo algunas de las cosas que he aprendido sobre las medidas en la arquitectura. Muchas veces me he equivocado con este tema, y algunos de estos errores me han costado mucho dinero, dolores de cabeza y situaciones difíciles con el propietario.
¿Todos sabemos usar un metro?
Creo que mi primera experiencia con un metro fue alrededor de mis ocho años de edad, cuando solía acompañar a mi padre a visitar las obras. Lo veía con el aparato colgado de la cintura, estirándolo a lo ancho y a lo largo, y tomar apuntes en un cuaderno. Realizaba un gesto con la rodilla para sacar más el rollo de la cajita en metal, gesto que adopté de manera natural y que quizá podrás ver cuando tome algunas medidas de tu apartamento.
Y apareció el metro láser!
Desde entonces, muchas cosas han cambiado, la tecnología nos ha aportado el diseño de planos por computador y el uso de herramientas como el metro láser, mi fiel compañero. Lo que no ha cambiado es el ejercicio de toma de medidas, ya que es el primer paso a realizar cuando de algún proyecto se trata.
Otros métodos más antropomorfos los usamos cuando no tenemos ninguna herramienta a disposición, como contar pasos, abrir la mano para medir las «cuartas», los dedos, los codos, o la abertura de los brazos. Los arquitectos tenemos un sentido de la proporción bastante agudo, somos capaces de calcular ciertas distancias «a ojo», y sobre todo, nos damos cuenta con gran facilidad si algo está torcido.
Cuestión de proporciones.
Yo por ejemplo conozco de memoria algunas proporciones de mi cuerpo que uso como herramientas de medidas en algunas situaciones. Del nudillo a la punta del dedo corazón son 10 cm. Mi mano abierta mide 22 cm. Del codo a la punta del dedo son 47 cm. Del piso a mi rodilla en posición sentado son 55 cm. Yo mido 1.70 m y cuando estiro el brazo hacia arriba alcanzo a tocar algo a 2.20 m. Si abro los codos alcanzo una envergadura de 95 cm y con los brazos completamente estirados 1.80 m y sé que mi ombligo está a 1 m del suelo.
Te preguntarás ¿de qué me sirve conocer todas estas medidas de mi cuerpo y cuándo las utilizo? Te voy a responder: las uso con mucha frecuencia.
Los pasos largos para contar la distancia rápidamente, el dedo cuando necesito una pequeña proporción, el codo para calcular el ancho de una nevera o compartimiento de clóset, la cuarta de la mano para tomar medidas de mesones o televisores, repisas, mesas. La longitud de mi rodilla para calcular la altura de un banco, una silla o un sofá. Cuando estiro el brazo hacia el techo puedo calcular si tiene 2.50 m de alto o más, y la medida de los codos me parece la distancia perfecta que debe tener el ancho mínimo de una ducha o un baño auxiliar.
Ergonomía: a toda hora!
Bueno, no creas tampoco que me la paso juntando codos y abriendo los brazos cuando llego al apartamento de un nuevo cliente a realizar un levantamiento. Estas medidas ergonómicas sólo las uso cuando son realmente necesarias, o de manera rápida para tener una idea global de la proporción de algún elemento o espacio.
Saber hacer un «levantamiento»
Cuando llegué a Francia ya había cursado casi 5 años de arquitectura, entre las facultades de Cali y Bogotá. Tenía una cierta habilidad para dibujar planos y creía que sabía hacer un levantamiento. No es que no supiera, es que nunca había estado confrontado a espacios tan exiguos y difíciles de medir. En los países del viejo continente, muchas de las construcciones datan de siglos, muros anchos y en piedra.
Con el paso del tiempo, los asentamientos del terreno y las ampliaciones que sufren las viviendas, muchas de estas casas o edificios parecen ortogonales, rectangulares, hasta que alguna medida en el momento de transcribir los apuntes al computador, empieza a fallar.
Durante un tiempo trabajé con un arquitecto que se dedicaba a remodelar agencias de bancos, todas en el centro de la ciudad, traducción, en edificios muy antiguos. El tipo tenía un contrato para reformar las sucursales de toda una región, dos o tres departamentos juntos. Yo trabaja en freelance y cobraba por horas o por m2 de planos, según el proyecto. Mi misión consistía en hacer el levantamiento de lo existente [tomar las medidas], dibujar en Autocad los planos, y poder realizar un diseño nuevo sobre ellos.
Mis herramientas de trabajo eran los lapiceros de colores, el flexómetro, el metro láser y la cámara de fotos. Si alguna medida no correspondía o si tenía alguna duda, ya frente al computador y cientos de kilómetros del proyecto, las fotos me sacaban de apuros. Aprendí a hacer los levantamientos más complejos que jamás he hecho, y me sirvió de escuela para toda la vida, hasta que la embarré un par de veces ya regresado a Colombia. [ver el caso del ventanal y el caso del sofá].
Dicen que entre más bravo el toro, mejor la corrida. Así me sucedió con los levantamientos al principio de mi carrera profesional, y me volví un experto tomando medidas, haciendo croquis, dibujando planos a mano alzada y en computador. Aquí en Colombia las construcciones son más recientes, por ende más ortogonales y fáciles de transcribir.